Historia de los Evangélicos en Archena

small logo

ÍNDICE

 

Sección III Extendiendo el Evangelio. Fco. Martínez. (Años 60)

19.- José El Capataz Cumple Los 65 Años
20.- La Sra. Ángeles Vende La Casa
21.- El Sr. García Vuelve A Los Cultos

 

 

 

19.- José EL CAPATAZ CUMPLE LOS 65 AÑOS

En el año 1958 el Sr. García, fue retirado por su edad como capataz de carreteras, viniéndose a vivir a su pueblo natal y a su casa en Archena.
Desde que fue trasladado a la provincia de Alicante, nunca volvió a reunirse con nosotros en Archena ni durante sus vacaciones.
 Su esposa murió en el año 1960, y fue enterrada por el rito católico romano.
Me acuerdo que sin conocer al Sr. José el Capataz, por muchos años, estuve orando por él para que volviera, y lo hacía, porque fui contagiado por las peticiones que mis hermanos hacían por él en cada Culto de oración, además de hacerlo en sus casas. Los hermanos me hablaban mucho y bien de él, por lo que no podía entender, ¿el por qué, siendo un hermano tan fiel, ahora que estaba retirado, no venía a las reuniones?…

 

20.- LA SRA. ÁNGELES VENDE LA CASA

Era a mediados del año 1958, cuando la Sra. Ángeles decidió vender su casa. Ella tenía una fístula degenerativa en una nalga y debía operarse y, como no poseía haberes para poder hacerlo y apremiaba el tener que ser intervenida, sintiéndolo mucho, decidió venderla, ya que era lo único que tenía… Al saberlo los creyentes, quedamos desolados, porque la pregunta era: Si la vende, ¿a dónde nos reuniremos? De manera que estábamos muy preocupados.
Por esa fechas, vinieron a visitarnos, como ellos solían hacer, los Sres. Goldston, misioneros amricanos, y les contamos el problema, al cual ellos le dieron solución… Compraron la casa en 75.000 pesetas, para pagarla poco a poco dando un dinero a cuenta cada mes, con el fin que la Sra. Ángeles tuviera lo suficiente y ellos pudieran hacerlo…
Sabemos que los Sres. Goldston no lo hicieron por el logro de aprovecharse de la ocasión y así tener una casa en propiedad, sino que actuaron de ese modo para poder ayudarnos a salir del atolladero donde nos encontrábamos, porque una vez terminada de comprar la casa nos la ofrecieron a la pequeña iglesia para que nosotros la volviéramos a comprar… lo que hicimos con muchos sacrificios.
La Sra. Ángeles al saber que la casa sería en un futuro para los creyentes, la vendió a mitad de precio.
Después de algún tiempo dijimos a la Asamblea que teníamos que recuperar la casa comprándosela a los Sres. Goldston. Así que las primeras mil quinientas pesetas que entregamos fue el uno de abril de 1959. La mayoría de la congregación se componía de viudas y gente sin recursos, algunas de ellas dijeron:
- ¿Quién la verá pagada? ¡El Señor no permitió que ninguna de esas viejecitas muriera sin ver que la propiedad ya era de la iglesia! La deuda se fue amortizando poco a poco y se terminó de pagar el 26 de noviembre de 1967, a los nueve años después de ser vendida, a Dios gracias.

21.- EL SR. GARCÍA VUELVE A LOS CULTOS

A primeros del 1961 el Sr. Guerola, que nos visitaba una o dos veces cada mes, quitó los precintos de la gran cortina que dividía la entrada de la casa con el salón de Cultos, y una vez quitados empezamos a reunirnos en la capilla, dejando de juntarnos en la habitación pegada al patio. También nos propuso de tener unos Cultos especiales de Evangelización, los cuales se llevaron a cabo a primeros de junio de dicho año. Los tiempos de la férrea dictadura iban cediendo.
Joaquina de Morales se encontró por una calle de Archena al Sr. García el Capataz y hablando con él le sugirió a venir a los Cultos que íbamos a tener de evangelización, entregándole la invitación que para la ocasión habíamos impreso. Él aceptó y cuando llegó el día vino y disfrutó muchísimo en todas las reuniones que se celebraron.
Después haber celebrado y terminado los Cultos de evangelización, el siguiente domingo por la tarde, antes de empezar la reunión, nos pidió el Sr. García decir unas palabras a la congregación, le dijimos que no había ningún inconveniente, pero que habían personas en ese momento que eran simpatizantes y no entenderían sus palabras, que lo dejara para el siguiente domingo por la mañana en el que todos los congregados éramos miembros comulgantes, que entonces dijera lo que tuviera que decir. Así lo hizo. Cuando la reunión acabó, anunciamos que el Sr. José el Capataz quería decir unas palabras… él, con lágrimas en los ojos y muy emocionado dijo:
- Queridos hermanos, quiero pediros perdón por los veintidós años de silencio…  Yo, al igual que el hijo pródigo, de la parábola del capítulo quince del Evangelio de S. Lucas… he  estado comiendo algarrobas,  todos estos años, teniendo abundancia de pan…
Para todos los reunidos, fue un día de mucho gozo, viendo contestadas sus oraciones echas a Dios por tantos años. Nunca más dejó de asistir a las reuniones, hasta el día de su muerte.
Después de dicha experiencia, con los Cultos especiales, los hermanos perdimos el miedo, y, a pesar de no haber libertad religiosa, seguimos reuniéndonos, como si la hubiera, cada domingo y cada jueves, e inclusive el día uno de noviembre, en el cementerio civil, por la tarde celebrábamos un Culto y repartíamos Evangelios y tratados a todos los que se acercaban a dicho cementerio civil.

 

 

 

 

 

 

Inicio |contacta | ©2009 Abel Martínez